El Puente del Milenio es una de las estructuras más emblemáticas de Londres, uniendo la Catedral de San Pablo con la moderna Tate Modern y el vibrante South Bank. Además de su diseño arquitectónico impresionante, el puente ha adquirido una peculiaridad que lo hace aún más interesante: los chicles pegados en sus barandillas.

La tradición de pegar chicles en el puente comenzó poco después de su apertura en 2000. En un principio, los chicles se pegaban simplemente para dejar una marca de presencia. Sin embargo, con el tiempo, la gente comenzó a pegarlos con más creatividad, creando formas y figuras.
En 2013, el artista británico Ben Wilson comenzó a pintar sobre los chicles del puente. Wilson ha creado más de 600 obras de arte sobre chicles, que han recibido elogios de la crítica y el público.
Sus creaciones, a menudo del tamaño de una moneda, representan desde objetos cotidianos hasta figuras célebres, utilizando técnicas como acrílico, pintura en aerosol y lápices de colores. Wilson, un artista autodidacta, ve en estos chicles una oportunidad para reflexionar sobre la contaminación y el desperdicio, inspirando a otros a encontrar belleza en lo ordinario.
Sin embargo, la práctica de pegar chicles en el puente también ha sido criticada por ser antihigiénica y contaminante. La goma de mascar puede ser difícil de quitar, y puede acumular bacterias y otros contaminantes.
El Ayuntamiento de Londres ha tomado medidas para disuadir a la gente de pegar chicles en el puente. El Ayuntamiento ha instalado carteles que advierten sobre las consecuencias de pegar chicles, y ha contratado a personal para limpiar el puente. Sin embargo, la práctica sigue siendo común.
En 2023, el Ayuntamiento de Londres comenzó a realizar obras de reparación en el Puente del Milenio. Las obras incluyen la limpieza de los chicles del puente. Wilson ha expresado su esperanza de que sus obras puedan ser preservadas, pero no está claro si esto será posible.
En el pasado, se han llevado a cabo intentos de limpiar los chicles del puente, pero estos esfuerzos eran en vano, ya que los visitantes continuaron dejando sus chicless en la estructura. Mientras que algunos ven esta práctica como una forma de arte callejero o una manifestación de la creatividad y espontaneidad de la ciudad, otros la consideran un acto de vandalismo y una falta de respeto hacia el patrimonio urbano.
A pesar de los desafíos, como las reparaciones del puente que amenazan su trabajo, Wilson continúa defendiendo la preservación de estas singulares piezas de arte urbano que han captado la atención mundial y generado conciencia ambiental.
Si decides visitar el Puente del Milenio durante tu viaje a Londres, te recomendamos que aprecies esta peculiaridad con una mentalidad abierta y curiosa. Si bien es cierto que pegar chicles en un monumento público no es la forma más adecuada de expresarse, el fenómeno de los chicles del Puente del Milenio es, sin duda, un ejemplo de cómo la cultura urbana puede sorprendernos y tomar rumbos inesperados.
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No entiendo por qué la gente se preocupa tanto por los chicles en el puente del Milenio. ¡Hay problemas más importantes en el mundo!
Vaya, qué perspectiva tan interesante tienes. Quizás los chicles en el puente del Milenio sean triviales para ti, pero para otros representa la falta de respeto y cuidado hacia nuestro entorno. Cada uno elige en qué problemas enfocarse, ¿no crees?
No entiendo cómo alguien puede preferir un puente lleno de chicles pegajosos en lugar de uno limpio y seguro. Es irrespetuoso y una falta de consideración hacia los demás. Por favor, pensemos en el bienestar y la imagen de nuestra ciudad. #RespetoYLimpieza