Café Frappé: El refrescante café helado que nació en Tesalónica

Sin duda, sí: probar el frappé en Salónica es casi un ritual cultural. Es mucho más que una bebida fría con café: es una forma de entender el tiempo, las pausas y el encuentro social.

Inventado en Grecia y popularizado especialmente en Salónica, el café frappé —hecho con café instantáneo, agua, azúcar (opcional), hielo y espuma batida— es la bebida por excelencia en esta ciudad.

¿Por qué vale la pena?
• Porque es parte de la identidad local: en cada esquina ves gente con un frappé en la mano. • Porque su sabor y textura son únicos: fresco, espumoso, ligeramente amargo. • Porque beberlo lento es casi obligatorio: no es para apurarse, es para sentarse, charlar, observar la vida.

En Salónica, el frappé no se toma por necesidad de cafeína, sino por placer. Es parte del paisaje, del alma urbana, de esa forma tan griega de hacer que el tiempo se estire sin culpa.

En resumen:
Probar el frappé en Salónica no es una recomendación… es una invitación a entender la ciudad desde su esencia cotidiana.

Fue una tarde cualquiera cuando entendí el significado del frappé. Estaba en una cafetería frente al mar, en ese paseo largo y luminoso de Salónica, y decidí pedirme uno, más por curiosidad que por costumbre.

El camarero me preguntó: “¿Sketos, metrios o glykos?” (sin azúcar, medio o dulce). Lo tomé medio, como recomendaban. Cuando llegó, con su espuma espesa y un vaso largo con pajita, supe que no era un café cualquiera.

Me senté a mirar el mar, a ver pasar la gente, a escuchar el idioma que no entendía… y el tiempo empezó a estirarse. No tenía prisa, nadie parecía tenerla. Era como si el mundo entero bajara una marcha solo para acompañar ese café.

Desde entonces, cada día que estuve en Salónica incluía un frappé. A veces solo, otras con charla. Lo tomé en plazas, en terrazas escondidas, en bares frente a iglesias bizantinas. Cada uno tenía un sabor distinto… pero todos tenían en común esa invitación silenciosa a frenar.

Mi consejo:
No tomes el frappé caminando. Sentate, mirá alrededor, conectá con el ritmo griego. Es un café que se toma con tiempo.

Según mi experiencia, el frappé no es solo parte de Salónica: es una puerta de entrada a su forma de vivir.